miércoles, 8 de mayo de 2019

Amor a lo francés







Un tiempo estuve trabajando por Miraflores, uno de los distritos más respetables de Lima, trabajaba por la cuadra 6 de la Av. Dos de Mayo, una paralela a la Av. Pardo. La dueña del inmueble, donde se encontraba la oficina, era la Señora de Rossi, la típica vieja rica, algo refinada, blanca, pero se le notaba quisquillosa y antipática, de esas que cuando te volteas, se pone a rajar de ti. Ella siempre usaba unos lentes marrones de sol, había perdido un ojo, usaba un parche negro que lucía con elegancia, era de ascendencia italiana. Al parecer, tenía dos propiedades más, una de ellas era una quinta antigua, donde ella misma vivía y tenía inquilinos que le alquilaba departamentos. Al comienzo no me percaté de la existencia del lugar ni de sus inquilinos, hasta que un día de verano, vi desde la ventana de mi oficina a un joven blanco, flaco pero esbelto. Era un encanto para mis ojos. Andaba paseando a un perro, un pastor alemán, que luego me enteré, que en realidad era perra, enseguida baje a comprar a la bodega, al escucharlo hablar en la calle por celular mientras fumaba un cigarrillo, me di cuenta que era francés. Tenía cabellos ondulados, amarrados al estilo rasta, quede enamorado desde la primera vez que lo vi. Decidí comprar un cigarrillo y pedirle encendedor, él me lo presto con una expresión distante en su rostro, hasta que lo vi entrar a la quinta. Decidí averiguar más de él, así que le pedí a mi jefe, que cuando necesitara pagarle a la Sra de Rossi, yo fuera a pagarle a la quinta. Seguro que ella era de esas mujeres que no tenían visita y que si le das un poco de atención, te cuenta toda su vida y hasta la ajena. No me equivoque pues en una de esas visitas a la dueña de la quinta fue que me contó que el francés era diseñador web, paraba metido en su habitación programando todo el día, pero de vez en cuando salía a pasear a su perra y fumarse un cigarrillo. Aunque los fines de mes se iba de viaje, ya que tenía una página donde contaba sus viajes y recomendaba lugares para visitar, la vieja también me contó, que había una inquilina, que era de la selva, andaba detrás de él, ella vivía con dos muchachos mellizos, chiquillos de 16 años, que a pesar de que la mujer los había presentado como sus hijos, el parecido con ella era bastante sorprendente, por eso que la vieja especulaba que eran sus hermanos y que habían nacido de una relación incestuosa o bien con el abuelo o el padre o algún tío, por eso ella los llamaba los mellizos hermanos-hijos, eran algo atractivos no lo voy a negar.

Al francés me lo cruzaba, cuando iba a pagarle a la vieja, siempre me era esquivo, pero yo estaba dispuesto a conquistarlo. Yo era comedido con la vieja a cualquier favor que me pidiera, por eso me invitaba a tomar el té con buñuelos a la hora del lonche, hasta que llegó el momento que tanto esperaba que ella me invitará a una reunión de la quinta. Ella haría una cena por el día de la independencia italiana, me confirmo que invitaría a todos los inquilinos. Cuando llegué me presento a todos, empezó con Cecilia, la mujer de la selva, una mujer mestiza algo pequeña de una amplia sonrisa, a Pedro y Paco, sus hermanos-hijos, mellizos Pedro, tenías los pelos ondulados y Paco, sus cabellos eran más trinchados. Me presento a otros más, que francamente no presté atención a los nombres, hasta que llegó el francés, creo que era de esos que llega tarde o se hace esperar o viene cuando está todo listo para no perder tanto tiempo esperando. La Señora De Rossi con toda formalidad dijo el nombre de mi bien amado, Jacques, cuando apretó mi mano, no quería que la soltará, me sentía en las nubes, hasta que fuimos separados por la misma dueña de casa, que nos invitó a sentarnos, para poder saborear su pato a la naranja. La cena estuvo exquisita, la vieja había hecho un buen trabajo, luego nos servimos copas de vino, después de brindis, Jacques decidió poner un poco de música en su minicomponente estéreo pusieron Jimmy Fontana, Mondugno, Piaf, Grupo 5 y Bareto. Aquello pronto se volvió un jolgorio multicultural Me atreví a brindar con él, chocando nuestras copas, no le quitaba la mirada, le pregunte lo de su página, le pedí que me diera el link, de pronto se alejó y saco a bailar a la dueña de casa, luego a Cecilia y a todas las chicas que pudo. En un momento yo le dije: ¿No me sacaras a mí?, él se limitó a sonreír tímidamente. Seguimos bebiendo, empecé a hacerme el payaso, para llamar su atención a contar chistes, a veces algo subidos de tono, pero no logre lo que quería. Todos allí, seguían bailando, me acerque a él, hice que me caía, él me sostuvo, ese truco nunca falla, dije que me disculpara que me sentía algo mareado, me quede mirándolo fijamente a los ojos, le dije que si podía llevarme al sofá para recuperarme, él no se negó, hasta que decidí robarle un beso. Él se sorprendió, pidió disculpas por retirarse, me sentí avergonzado, ofendido, quise llorar, era la hora de la retirada algo indigna. Pero cuando salía una mano me detuvo, era la mano de Cecilia, me dijo: "Es muy tarde para que te vayas. Si deseas, te puedes quedar." Opté por quedarme, me prepararon una habitación que compartiría con los hermanos-hijos de Cecilia, ellos al parecer habían tomado vino a escondidas, estaban un poco traviesos, ellos querían que la fiesta continuará, hasta que uno de ellos, Pedro, él que parecía mayor, recuerdo me saco a bailar, entre sorprendido y confundido acepte. Él era alto pero no tanto como yo, pero igual me tomo de la cintura y me guío en el baile. Pero yo no podía dejar de pensar en Jacques, así que no le daba importancia a lo que estaba pasando, hasta que el otro muchacho se puso detrás de mí, parecía que querían jugar conmigo, hasta que llegamos al jardín, tropezamos, caímos, reímos. El muchacho que me saco a bailar, me beso, eso hizo que empezará a ser consciente de lo que estaba pasando. Me puse de pie, no sabía qué hacer, el me tomo de la mano, me llevo al baño seguido del otro, cerraron la puerta, dijo que teníamos que limpiarnos el barro, sino su mamá-hermana se molestaría que ensuciaran la cama. El primero se desnudó, se metió en la ducha, me pidió lo acompañara, yo no quería, no podía creer lo que estaba pasando, empecé a pensar que quizá era un sueño de borrachera. El otro me ayudó a desnudarme y me empujo a la ducha, el muchacho desnudo, otra vez me beso, empezó a acariciarme, ya no recuerdo bien como terminamos en la cama de la habitación. Pedro estaba encima mío, me hizo colocarme boca abajo, para echarse encima de mí y empezar a penetrarme, me sentí extraño, pero yo imaginaba que era el hermoso cuerpo de Jacques el que estaba encima, cuando volví a la realidad, mire detrás mío y vi que el otro hermano-hijo de Cecilia estaba encima de mí, haciéndome lo mismo, no lo detuve, hasta que se vació en mí. Me puse de pie, corrí al baño a llorar, en el camino, escuche ruidos, encontré una puerta semi abierta de una habitación, la empuje y ante mí, vi a Jacques, haciéndole el amor a Cecilia, me quedé allí, empecé a tocarme y a masturbarme, llorando. Volví al baño para vomitar, creo que todo eso había sido demasiado. Desperté en el baño, la Señora de Rossi estaba tocándome la puerta, me limpie, limpie cuanto pude, salí despavorido, me disculpé, diciendo que tenía que visitar a un familiar, entré a la habitación de los mellizos, me vestí rápidamente, salí de ese lugar, prometiéndome no volver.
No quería recordar nada, hasta que una mañana que llegaba al trabajo, me cruce con Cecilia, me hice que no la vi pero ella se acercó y me saludó afectuosamente, dice que estaba muy agradecida por mi visita de aquella vez, yo no entendía porque tanta amabilidad. Se sintió atrevida y me confesó que ella estaba enamorada de Jacques. Esa noche quería aprovechar acostarse con él, pero toda la noche no pudo, ella solía dormir con sus hermanos-hijos, pero al verme mareado, decidió pedir permiso a Jacques, para que comparta el cuarto conmigo para quedarme a dormir, pero él se negó, Cecilia le dijo que no podía dejarme ir en ese estado, solo quedaba que durmiera con sus hermanos-hijos o que ella durmiera con los tres o sino que ella compartiera cuarto con él. Jacques acepto compartir cuarto con Cecilia, es así como se dio la oportunidad que Cecilia pudiera acercarse a Jacques y así tuvieron sexo. Me limité a sonreír, pero en el fondo la odiaba, porque esa noche pudo ser mi noche, aunque fue una noche realmente extraña, sexo con dos chiquillos y terminar haciendo de voyerista masturbador. La mujer termino diciendo que los vuelva a visitar a sus hermanos-hijos las veces que quisiera y que no dude en quedarme a dormir.

Fue así como empecé a frecuentar la Quinta de la Señora De Rossi, mientras Cecilia gozaba con el francés, yo gozaba con los hermanos-hijos de Cecilia, haciendo ese sacrificio de visitarlos, aunque no era del todo sacrificio. Igual esos chicos, no podían hacerme olvidar del todo a mi bello Jacques, hasta que una vez Cecilia sorprendida que no le venía la regla, descubrió que estaba embarazada y me lo contó. Al escucharlo, casi caigo en llanto delante de Cecilia, lo peor es que me pidió que hablara con Jacques para darle la noticia. Me trague el orgullo y acepte asumir el papel de buen cómplice de Cecilia. Fui al cuarto de Jacques, me acuerdo de aquella vez, me recibió tan esquivo como siempre, le pedí disculpas por la interrupción, estaba echado en su cama, con su laptop en las piernas, fumando un cigarrillo. Me mantuve a cierta distancia considerable, empecé a conversarle de su página, le dije que me gustaban sus publicaciones, como note que no le incomodaba mi presencia, empecé a hablarle de Cecilia y de lo que me había contado. Su rostro cambió, lo vi preocupado, soltó un Mon Dieu! en verdad goce ese momento, haber sido yo, el emisario de tan grata noticia. Parecía que se caía, lo sostuve y contuve, quise besarle, pero también quería dejarlo caer. Él se abrazó a mí, se puso a llorar, nunca había visto ver un ser tan bello llorar de esa manera, me desgarraba un poco el corazón. Pensé así deben llorar los ángeles, no sabía qué hacer, siempre había querido vivir ese momento de revancha, pero no lo había imaginado así.

Cecilia y Jacques se hicieron pareja pero tenían una relación tensa, discutían todo el tiempo, él por obligarlo a ser padre, ella porque él luchaba por no querer asumir ese papel, el bebe igual nació, de pronto ya no se hablaban mucho, solo estaban juntos por el bebe. Pronto llegó el momento de mudarnos de oficina, después de todo, yo ya me había olvidado un poco de Jacques, porque ahora con su papel de papá, no me atrevía hacer algún tipo de acercamiento. Empecé a despedir de todos, empecé por los hermanos-hijos de Cecilia, se veían crecidos, me dijeron que se olvidarían de aquellas noches en la Quinta de la Señora De Rossi, me insultaron, me odiaron, me echaron de la habitación, Cecilia fue algo más cariñosa, deje al último a Jacques, lo busque en su cuarto. Lo encontré de la misma forma, como aquella vez cuando le conté lo de su paternidad. Le dije que venía a despedirme. Me abrazo escuetamente, pero cuando me iba, me dijo que viniera en la noche, para ver si hacíamos algo por su despedida. Me quede algo sorprendido y asentí con la cabeza.

Vine en la noche, la quinta estaba algo silenciosa. Llame a la puerta, me recibió Jacques, me invito a pasar a la sala, habían dos platos servidos de pato a la naranja y una botella de vino, "¿Lo pre... preparaste tú?", le pregunte, asintió con la cabeza. "¿Dónde están los invitados?" asumiendo que todos vendrían y que era idea de la Señora de Rossi. "Solo somos tu y yo." Sentencio. Mientras cenábamos, empezó a hablar: "Aquella noche, yo también prepare la cena. Era una noche especial. Venias tú."  Deje de comer y seguí escuchándolo. "Había planificado todo para que esa noche fuera especial, pero bebiste demasiado. Te apresuraste en besarme, me moleste y me aleje. A la medianoche fui a buscarte y te encontré haciendo el amor con los hermanos-hijos de Cecilia. Te odie, en venganza lo hice con Cecilia, pero espere hasta que te aparecieras en la puerta, la deje semi abierta a propósito, fui yo quien le pedí a Cecilia que te pidiera que vuelvas a visitar a sus hermanos-hijos, para poder verme a solas con ella. Es lo que le hice creer. Todas las noches te veía llegar, ir con los mellizos a la habitación. Había veces que iba a ver lo que hacían o verte dormir." Empecé a llorar." Nunca la ame. Lo del bebe no debió pasar y ahora te vas." Se acercó me beso, me llevo a su cuarto, me desnudo a besos. Se desnudó, me poseyó con ternura, pero fue la noche más tortuosa de mi vida, no dejaba de llorar, al terminar me dijo: "Así es el amor francés". Me levanté, me vestí a prisa, salí corriendo en el umbral de la puerta, me cruce con Cecilia que había sido testigo de todo esto. "¿Quién salió ganando, eh?" me dijo. Me fui sin dejar de llorar, dejando atrás, la Quinta de La Señora de Rossi, Miraflores y mi amor francés.

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