martes, 7 de abril de 2020

CONSEJO PROFESIONAL







Leonardo es un reconocido terapeuta sexual que tiene su clínica en a la altura del Parque Kennedy donde brinda terapia, orientación y asesoría sexual. Cumplió 10 años de casado con Laura, una abogada que conoció en los tiempos de estudiante universitarios. Se conocieron en una fiesta de inter-facultades, ella estudiaba derecho y él, Psicología. Si no hubiera sido por esa fiesta no se hubieran visto ni hablado. Apenas Leonardo la vio, no le quitaba la vista, quería tener contacto visual para acercarse a hablarle pero ella lo evitaba con la mirada, siempre le daba la espalda que hacía notar su cabello castaño, que era el atributo que a ella le gustaba lucir, pero él insistió en mirarla, así que no aguanto y se acerco a hablarle. Y desde ahí hubo una gran conexión entre ellos. Pero esa noche, mientras intentaban tener sexo, Laura aleja bruscamente a Leonardo y dice: 
-Necesito decirte algo. Tenemos 10 años y no sé porque no he podido decírtelo antes pero no me siento satisfecha en la cama contigo. He estado llevando terapia, pero hoy me he dado cuenta que no soy yo. Eres tú. Y no es que seas malo. Eres pésimo y no puedo continuar así.
Leonardo a pesar de sentirse dolido, le ofreció ir a terapia juntos, pero ella guardo silencio, le pidió dormir y que mañana tomaría una decisión. En la mañana, Laura alista una maleta y le dice a Leonardo que estará una semana en casa de su madre. Le pide que respete esa decisión, que en todo ese tiempo no la llame ni la busque.
Leonardo espero unos minutos llamo a Anita, su secretaria, para cancelar todas sus citas. Y se quedó en cama, no desayuno, durmió por horas. El hambre y el calor lo despertaron, no tenía intenciones de bañarse, pero se obligó hacerlo, soltó unas lágrimas amargas en la ducha, cuando salió del baño, se fue a su habitación y se miró al espejo, miro sus ojos, su rostro, su barba que él tanto le gustaba, sus pectorales, él se sentía guapo, algunas le habían dicho que se parecía un actor de moda de esas de telenovelas mexicanas, se lo había dicho su secretaria. Dejo, caer la toalla y se miró desnudo. No podía crear que Laura le dijera eso, se miró el pene, no era muy dotado, pero él no se avergonzaba, pero ahora se sentía inseguro, no soporto verse desnudo y empezó a ponerse su pijama azul rapidamente. Tuvo un desayuno almuerzo. No quiso volver a la cama. Prendió la tele, vio películas, series en NETFLIX. Pidió pizza por delivery para la cena. Mientras llegaba decidió ir a su mini-bar, sacar una botella de Whisky y tomar unos sorbos, que quemo su garganta, quería buscar hielo, pero decidió que le siguiera quemando y tomo directo de la botella. Tocaron el timbre, atendió el intercomunicador, era el chico del delivery, el joven trigueño que apenas aparentaba tener 20 años, le entrego una pizza hawaiana familiar. Leonardo al momento de pagar le pregunta:
-¿tienes novia?
-Sí, señor.
-¿Te piensas casar?
-No lo sé.
-No solo te voy a dar propina sino te voy a dar un consejo gratuito. No te cases, disfruta de tu juventud y de tu soltería.-Así despidió al joven del delivery.

Después de acabar la pizza y dos botellas de whisky, vio que la mesa estaba asquerosa, se quiso a poner a limpiar porque sabía que Laura no le gustaba ver la mesa sucia. Pero luego recordó que Laura no vendría y exclamo: 
-!Que se joda! !Obsesiva de mierda!- Tiro todo de nuevo en la mesa. Camino hacia su cuarto a coger la ropa de ella, vestidos negros, blusas blancas, sastres azules, sus pijamas rosas, a sentir su olor. En eso vio, el cuadro de Freud en la pared de la habitación que colgó la primera noche que durmieron ahí, él lo admiraba mucho y empezó a hablarle: 
-Explícame ¿como mierda me vas a ayudar? Ni tu psicoanálisis ni tantos libros ne ha servicio. !Jodete tú también.! Seguro que eras maricon.-Y cayo rendido en la cama.
Se despertó con una resaca, se tomó una aspirina, se bañó y se vistió de prisa. un boxer negro que le había regalado ella, pantalon negro, bividi y camisa blanca, decidió elegir una corbata azul que ella también le regalo. Algo que caracteriza a Leonardo es su terquedad, empezó a dar vueltas por la casa de su suegra que quedaba en el Ovalo Gutierrez, todas las mañanas antes de ir a la clínica para ver si veía a Laura, si salía o ver a donde iba. Una mañana, vio llegar a un auto. Ella salió, la reconoció por su cabello castaño, subió al auto y este arranco. Él los siguió, tomaron la ruta para ir a Pardo. Su sorpresa fue más grande cuando el auto se estaciono en la entrada de la Clínica, Leonardo decidió retroceder y esperar. Se puso a pensar que quizá Laura había recapacitado y quería volver, no sé puso a pensar en la persona que estaba en el auto. Decidió detenerse, respirar unos minutos para calmarse y acelero. Subió rápidamente al ascensor. Volvió a tomar aire para que no se le noté desesperado.
Anita, su secretaria, algo rechoncha, bien vestida un vestido con rayas diagonales rojas, azules y amarillas,toda perfumada, siempre lo recibía con una sonrisa amplía y pregunto: 
-¿Cómo vamos, doctor?
Leonardo respondió con sequedad: 
-Bien ¿Alguna novedad?
Anita contesto: 
Si, doctor. Su mujer vino, le dejo unas llaves dentro de un sobre de carta y ya llego su cita de las 10 am.
Leonardo se quedó impávido al recibir el sobre y más al leer una nota en su interior: TE DIJE QUE NO ME SIGUIERAS. NO COMPLIQUE MAS LAS COSAS. Leonardo empezó a decir: 
-¿y donde esta? Todavía la puedo alcanzar.
Anita se puso de pie, se acercó a él y le dijo para sacarlo de ese estado:
- Doctor, su cita de las 10, lo está esperando.- Leonardo tuvo que controlar sus ganas de ir detrás de Laura. Anita se acerco y siguio hablando-A ver vamos a tomar aire. Ahora regaleme una gran sonrisa.- Así lo hizo, Anita había sido de gran ayuda para momentos difíciles, jamás hubiera tenido sexo con ella, pero le hacía sonreír. Encones Leonardo le dijo:
-Dile al paciente que pase en 5 minutos-  y entro a la oficina.
El paciente no tendría más de 30 años quizá la misma edad de Leonardo, le entrego una ficha que Anita le había hecho llenar.
Leonardo le pidió que tomara el asiento que estaba al frente de él y solo los separaba el escritorio. Leonardo pregunto: -¿Cómo desea que lo llame?-pues en la ficha aparecían dos nombres Jose Arturo
El hombre respondió: 
-Arturo está bien.
Leonardo: 
-Ok. Cuénteme, Arturo, ¿que lo trae por aquí?
Arturo de una, dijo: 
-Yo soy adicto al sexo.-Leonardo anoto eso en una libreta, Arturo empezó a decir que estaba casado con un tal Beatriz, que conoció en la universidad, ambos eran abogados. Eso hizo que Leonardo recordará a Laura. No tenían hijos igual que Leonardo. Pero que de pronto empezó a sentir atracción por otras mujeres, a tener sexo con otras mujeres, pero lo peor es que no quería dejar a Beatriz que incluso eso hizo que su desempeño en la cama mejorará. Eso dejo pensando a Leonardo. En eso se terminó la primera sesión y quedaron en verse la próxima semana.

Esa noche, Leonardo no pudo dormir, pensando en Laura y lo que le había comentado su nuevo paciente. Así que decidió llamar a Laura, no la dejo hablar: 
-Laura, sé que me dijiste que no te siguiera y fallé. Sé que dijiste que no te llamará, también he fallado, pero quiero pedirte algo. Dame un mes, te estoy dando más tiempo para que reflexiones y yo también quiero un tiempo más para poder averiguar cómo solucionar esta situación, después del mes, te visitaré y hablaremos. – Se escuchó un resoplido y un suspiro de Laura y dijo:
-Esta bien.-Y luego corto.
En los días siguientes, Leonardo empezó a contactar algunas ex enamoradas, porque en el tiempo que estuvo con Laura, habían terminado un par de veces y él había salido con otras chicas, antes de tomar la decisión que ella era la definitiva. A algunas les contó la situación que estaba pasando con Laura y quería saber qué opinión tenían de él de su desempeño sexual. Las opiniones fueron variadas.
Ante eso, decidió dar el siguiente paso, tener sexo con ellas para saber si en algo había cambiado y tomar esa información para mejorar. Sentía que esa extraña idea había nacido de su último paciente.
Llego el día de la segunda sesión con Arturo. Leonardo estaba un poco entusiasmado con esto. Mientras Arturo terminaba de contar sus aventuras sexuales. Leonardo pregunto: 
-¿Tuviste sexo con ex enamoradas o todas eran desconocidas?
Arturo quedo sorprendido por la pregunta y respondió:
-Todas eran desconocidas para mí era mejor. Tenía efecto en mí que despertaba mi libido. Creo que así era mejor para mí. - Leonardo asintió con la cabeza. Arturo confeso haber tenido un encuentro sexual con una mujer que salía de este edificio. Confeso que se empecino en tener más información de esa mujer que quería poseer. Paso varias veces por ahí hasta que la volvió a ver, esta vez decidió preguntarle al portero quien le dijo que esa  mujer venía de la clínica.
Leonardo asintió con la cabeza posiblemente era una paciente de él y le dijo que continuara. Arturo decidió subir a la clínica para conocer el lugar, ahí lo recibió la secretaria rechoncha de sonrisa amplía y la vio como un premio consuelo sino encontraba su objetivo, empezó a coquetear y de paso que obtenía información de los horarios y costos de las citas. Y hasta que la vio salir. Esta vez no la dejaría ir y subió al mismo tiempo que ella en el ascensor.
- ¿Es bueno el doctor? –pregunto Arturo a lo que ella respondió: 
-Eso dicen.
- ¿Tú te atiendes con él? - Siguió Arturo. Ella sonrió. - ¿Sabes si hay terapia grupal? –Ella sonrió una vez más y salió del ascensor. Arturo saco una tarjeta de su bolsillo y se lo entrego, diciéndole-Soy abogado. -Ella recibió la tarjeta y dijo: 
-Yo también.- Leonardo aviso que que el tiempo de la sesión había terminado, despidió Arturo abriendole la puerta.

Leonardo se quedó pensando en las salidas de Arturo con desconocidas. A preguntarse ¿por qué desconocidas? Le parecía un poco impensable. Bueno quizá la idea de las ex enamoradas no fue buena. Pensó en Anita sonrió y se olvidó de esa idea. Y en eso se puso a pensar ¿y con las pacientes? Pero eso podría cagarle la carrera y le cerrarían la clínica. Además, el conocía sus historias clínicas habían frígidas, las que habían pasado por tocamientos indebidos y hasta violación, otras que estaban descubriendo su bisexualidad o su lesbianismo. El imaginar haciéndolo con ellas, no le atraía ni le causaba erecciones, más bien desencanto. Tan solo imaginar tener esas mujeres en la cama, se iban a venir  asu mentelo que habían conversado, sus historias, sus recuerdos, sus traumas y eso definitivamente le hacía bajar la libido. Y ahí se dio cuenta porque las desconocidas, porque no sabe sus historias, sus traumas, no hay vínculo. Pero Leonardo sentía que no tenía esa confianza y avesadez que tenía Arturo para hablarle a una desconocida. Él no era así, pero si quería recuperar a Laura tenía que intentarlo.
Decidió ir a un disco bar ese fin de semana, tenía poca practica en eso, pero lo iba a intentar porque eso le ayudaría recuperar su confianza que estaba perdiendo a sus 33 años. Lo malo es que las chicas siempre venían en grupos con chicos, eso podría complicar más la cosa.  Hasta que empezaron a llegar el grupo de chicas solas. Se acercó a un par de grupo de ellas. Logro conversar con algunas, pero no logro su objetivo de llevarse a la cama a nadie. Se sintió frustrado.
A la semana siguiente que vino Arturo, terminando la sesión decidió conversar un rato más con él.
- Arturo, quiero pedirte algo. Sé que esto va en contra de la ética profesional, pero tengo que decirte que estoy pasando por una situación con mi esposa y estoy tratando de experimentar nuevas cosas. Me llamo la atención de como tus aventuras sexuales hacen que reavives tu pasión por tu mujer, pero se me está haciendo difícil, poder llevar alguna a la cama ¿tienes algún tip? – Arturo sonrió maliciosamente y le dijo: Si quieres hoy podemos salir y te enseño como hago. - Leonardo sonrió como le había enseñado Anita.
Esa noche se vieron en el disco bar que Leonardo ya había ido, Arturo le dijo a la 1 am, que era la hora que llegaban el grupo de chicas que van solas, y que no debían desperdiciar el tiempo bebiendo, porque el hecho de estar sobrio era una ventaja sobre ellas que podrían estar ya bebidas. Cuando llegaron, ya estaban el grupo de chicas solas. Arturo se fue a la barra y pidió un par de vasos de whisky, le entrego una Leonardo y empezó hablar:
-Lo primero es el contacto visual, hay dos tipos de mujeres las que te reciben el contacto visual y las que son esquivas.
Si una corresponde tu contacto visual tienes el terreno ganado pero si quieres ir por una esquiva porque te gusta el reto. Acercarte a su grupo y sacas a bailar a otra, de preferencia a la más fea. - Leonardo se quedó sorprendido con esta información mientras bebía su vaso de whisky. La sacaras un par de veces más a bailar, si quieres le invitas un trago ella después te presentará a su grupo. La que te interesa, tienes que ignorarla, dale toda tu atención a la fea o al resto,  Las mujeres en esos campos se ponen competitivas. Si ella te habla lograste tu objetivo, luego el camino es más fácil. Inténtalo y si fallas, te daré una mano. - Fue así como Leonardo lo hizo y tuvo éxito. Cuando volteo para agradecer a Arturo, este ya no estaba, seguro que yo había conseguido una conquista.
Así pasaron unas noches más, salidas más, y Leonardo se sentía que había ganado experiencia sexual y estaba ansioso por visitar a Laura, pero antes tocaba la cita de Arturo.
Arturo esta vez quiso retomar la anécdota de la mujer que vio salir del edificio de la clínica y que le converso en el ascensor. Empezó a decirle que ella lo llamo una vez. Salieron, la pasaron tan bien que empezaron a tener más salidas, hasta que se dio el primer encuentro sexual, Arturo describió minuciosamente lo que le hizo a esa mujer, esa noche, dejándola satisfecha, se notaba en su rostro y hasta en su cabello castaño que parecía más radiante, pero empezó a llorar y confeso que estaba casada. Arturo la abrazo para darle soporte. Pero ella siguió hablando diciendo que en la cama con su esposo no se sentía satisfecha.
Arturo le conto todo a esa mujer, que estaba casado, que era adicto al sexo y tenía aventuras sexuales y que eso reavivaba su matrimonio. Le sugirió a esa mujer que quizá eso era lo que estaba necesitando y que él se ofrecía para ayudarla. Fue así que, con eso, él tuvo más encuentros con esa mujer. Pero la mujer le confeso a Arturo, que ya no sentía lo mismo por su esposo y que pensaba dejarlo. Leonardo se quedó sorprendido con lo que estaba escuchando.
- Pero una idea fue rondando en mi mente. – continuo Arturo. Que tenía que conocer al esposo de esa mujer, pero no sabía cómo hacerlo. Sé que no me lo diría. Ella reservada con sus cosas, hasta con su celular. Pero lo que más me atraía y hasta me excitaba hacer no era solo conocerlo si no contarle todo lo que hacia a esa mujer de hermoso cabello castaño.. Y bueno aquí estamos, doctor. Dígame ¿le sirvieron mis consejos?