sábado, 3 de marzo de 2018

POR ESO LO HICE.






Bueno a Alejandro lo conocí en una fiesta de fin de año en la vecindad. Me lo presento Lucho, mi vecino del apartamento del costado. Me dijo que era un compañero de la oficina. Parecía algo tímido con su pelo lacio bien peinado, usaba lentes, vestía un saco gris, lucía como todo un buen contador. Tomaba poco, era amable conmigo, me servía la cerveza. Me dijo que no tenía problema que yo fuera homosexual. Me sorprendió que se diera cuenta. Bueno cualquiera se hubiera dado cuenta que lo era, con el polo y pantalón apretados que me gustan usar. Conversamos de música, sobre todo de salsa hasta de películas del cine mexicano donde aparecen Pedro Infante, Jorge Negrete y también el de Cantinflas, pues ambos éramos treintones. Me atreví a pedirle su número, le dije que un día de estos nos podíamos reunir para ver una película mexicana, o escuchar a El Gran Combo y tomarnos cerveza. Él asintió con la cabeza.
Esperé tres días para empezar a llamarle, para que no pensará que era un desesperado. En esa oportunidad solo lo llamé para saludarle, luego empezaba a mandarle mensajes de texto para desearle un buen día. Hasta nos llamábamos para conversar un rato en la noche, él me hablaba de las cosas de la oficina y yo de la peluquería. Lucho me instalo y me enseño a usar el whatsapp. Ahí pude conversar más con Alejandro. Empezamos a mandarnos canciones de salsa por ahí, intercambiamos emoticones, fotos y vídeos graciosos. Luego ya nos mandábamos mensajes de voz.
Hasta que pasaron un par de semanas, decidí invitarlo, a ver una película a mi apartamento. Le propuse que podríamos ver una de Cantinflas. Así que elegí el Bolero de Raquel. Le dije que después escucharíamos un poco de salsa. Fue un sábado, así que el horario no sería problema, porque salía temprano de la oficina. Almorzaría en su casa y a eso de las 3pm, bajaría a la vecindad. Se demoró 15 minutos, pero no le reclamé. Lo hice pasar. Le pedí que pusiera el DVD, mientras traía un tazón de canchita, porque le dije que una película de Cantinflas siempre debe verse así. Fue un momento bonito, reímos, bromeamos. Decidí levantarme un momento y le ofrecía una lata de cerveza Cuzqueña, él acepto, me hizo el ademán de brindis. Cuando termino, le pregunte que si quería escuchar música. Él acepto, puse un cd del álbum Nuestra Múscia de El Gran Combo. Seguimos conversando, bebíamos, bromeábamos, cantábamos.

Seguimos llamándonos, whastappeando. Así tuvimos más sábados donde nos reuníamos para ver a Cantinflas. a veces él elegía la película. También traía cds de salsa. Hasta que un sábado puso un cd del álbum El de a 20 de Willie Rosario. En eso sonó la canción Mi amigo, el payaso. Le dije que esa era mi canción favorita del álbum. Me pregunto si quería bailar. Le dije que sí. Me tomo de la cintura y nos pusimos a bailar. Tenerlo ahí tan cerca, sentir su respiración cerca de mi oreja. Mi corazón galopaba a mil. No podía desaprovechar mi oportunidad y le robe un beso. Él se quedó inmóvil. Luego dijo que se tenía que ir. Me arrepentí. Todo estaba tan bien, creo que hice una mala jugad. Así que lo llamé, pero no respondió. Entonces le dejé un mensaje, disculpándome si lo había incomodado.
Pasaron varios días, que no respondía mis llamadas, ni mis mensajes. No aguante y decidí preguntarle a Lucho como estaba Alejandro. Me dijo que él estaba bien. Insistí en mandarle un mensaje pidiéndole que me dé una oportunidad para reivindicarme. Entonces una mañana seguí a Lucho para saber dónde quedaba la oficina contable. Así que en la noche. decidí regresar, llevaba un six pack, el cd del álbum Nuestro Aniversario de El Gran Combo y un dvd de la película Ahí está el Detalle Cantinflas para regalárselos. Esperé en la esquina, hasta que lo vi salir. Lo llame de lejos, pero parece que no escucho. Cuando lo alcancé empecé a pedirle disculpas, le entregué mis obsequios. Él los rechazo y tratando de convencer de que se los quede. se cayeron todos en la acera. Se quiso ir y traté de detenerlo cogiéndolo de su saco gris. Mi intención no era armar ningún escándalo. Pero justo estaban saliendo Lucho y sus demás compañeros. Observando lo que estaba pasando. Él empezó a insultarme. Me sentí humillado. Estábamos en medio de la pista. Aún lo tenía cogido de su saco gris, él trataba de zafarse. En eso paso un auto a toda velocidad y lo empujé. Señor Policía, no sé qué hubiera hecho usted en este caso, pero no podía permitir que me deje humillado de esa forma.
 




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