miércoles, 3 de mayo de 2017

LAS ERECCIONES DE ERIC - Capítulo 2: Cita con Rosa, la Viuda



La primera mujer con la que decidieron mis hijos hacerme una cita a ciegas, se llamaba Rosa, era la tía, de Ana, una chica con la que salía Luis, mi hijo menor que fue la que me recomendo, la mujer también era viuda, el esposo había muerto de cirrosis, era muy borracho, la enviudó dejándole 2 hijas y deudas, al parecer aún vivía algo resentida con el difunto, lo noté en su conversación en la cena que tuvimos en un restaurant cerca de casa, no tenía profesión, lo único de lo que se ocupaba era de ser una ama de casa, dedicarse a sus hijas, y ahora a sus nietos, las hijas  trabajaban y el cuidado de los niños se lo dejaban a la abuela, pagando su jornal, era madrina de Ana, quien trabajaba en un bar, fue así como conoció a mi hijo, Luis, la sobrina le tenía mucha estima, Rosa tenía el mismo tiempo de duelo que yo y sin salir con nadie, la convencieron de aceptar la cita, incluso sus hijas estuvieron de acuerdo, mi mente no dejaba de imaginarme que si un día visitaba a esa mujer, iba a ver juguetes por todas partes, escuchar ruidos de gritos o llantos, yo no quería eso, solo estaba acostumbrado a los reclamos de Gino, el hijo de Carlos, que para ser pequeño se portaba bien, le conté sobre mi esposa y me sentí entendido y comprendido. Ella se atrevió a decir que no quería tener sexo al acabar la noche, no se sentía preparada aún, yo le dije que no se preocupara que agradecí su sinceridad.
Salimos un par de noches más, al cine, le invité a casa, hasta que llegó la noche en que decidí llevarla a un hotel por Risso en Lince, estaba decidido a ver si mi problema se había superado, entramos a la habitación,nos sentamos en la cama, estuvimos un rato en silencio, ella rompió el silencio, diciendo que iba a tomar un baño, asentí con la cabeza, salió con la bata gruesa y blanca del hotel, le dije que me esperara yo haría lo mismo, ella se entretuvo viendo la televisión, salí también con la bata blanca, me senté al costado de ella, siento que estaba nerviosa, yo también sentía lo mismo, le hice una propuesta, le dije que apagara la televisión y se pusiera de pie frente a mi, debajo del televisor, que estaba arriba en un rack, que nos íbamos a abrir la bata para vernos desnudos, ella aceptó, ella no se animaba, yo abrí mi bata rápidamente y la volví a cerrar, ella se echó a reír, la idea era eso, divertirnos, romper el hielo, que se sintiera cómoda, ella también hizo lo mismo, luego lo hicimos lento, hasta dejar caer las batas, me acerque a acariciarla, besarla, sentir su hermosa cabellera negra lacia, tocar sus pechos que habían amamantado a dos hijas y parecía que tenían ganas de amamantar a otro ser humano, toca su cintura ancha por el paso del tiempo, cuando la volví a besar me pidió que se detuviera, empezó a llorar, toma la bata del piso y se encerró, en el baño, esperé unos minutos, la llamé y toque la puerta,  le pedí abriera para conversar, desde adentro de disculpaba, le pedí saliera, le dije que no pasaría nada, que yo tampoco me sentía listo y que prefería dormir abrazandola, que hace tiempo no abrazaba a nadie, y así lo hicimos.
A la mañana siguiente la dejé en su casa, en vez de ir a casa porque estarían alguno de mis hijos en la expectativa de lo que pasó esa noche, llamé a Pepe, para desayunar juntos, lo que conté lo que había pasado, a él siempre lo he considerado, que le puedo contar ese tipo de cosas, tiene una sensibilidad y empatía con las mujeres, se lo recalqué esa mañana, él me confesó que se separaría de su esposa, eso me sorprendió, no podía creer que el hombre más comprensivo con las mujeres no pudiera comprender a su propia mujer, le pregunté la razón, no me la quiso decir, respete eso, él solo dijo que me admiraba que ella dado ese primer paso, aunque las cosas no hayan salido bien, volví a casa, ahí me esperaba Amelia, le dije que no funcionó, no le dió mucha importancia, porque ella tenía fe en su candidata, a la hora del almuerzo llegaron Luis y Carlos juntos, bueno Gino, mi nieto de 9 años, venía con ellos, lo habían recogido de la escuela, querían saber las novedades, cuando se las conté´sin ahondar en detalles, Luis se entristeció un poco que su candidata no ganara, Carlos aprovechó en hablarme de mi siguiente cita.
Antes de dormir, me puse a volver a investigar sobre las disfunciones eréctiles, mientras navega leí dato que me dejó pensando:”Las primeras erecciones del hombre se dan en el último trimestre del embarazo, cuando aun son fetos.”, imaginar que 3 meses antes de nacer ya había estado teniendo erecciones, pero aún no recordaba la última, pensé que a los 60 recién me iba a preocupar de eso, y ahí me quedé frente a la pantalla recordando mis erecciones de la adolescencia, bueno, yo estudie con Pepe y Cucho en Antonio de Padua, colegio de varones con profesores que eran sacerdotes, las erecciones que tuve en esa época eran provocadas por las chicas de un colegio cercano, por mis vecinas, por las madres de algunas vecinas, por la domestica de mi abuela paterna en Miraflores, Rosa tenía cierto parecido a esa mujer por su cabellera negra lacia, incluso la mamá del Cucho, por joder le confesé eso, el día trajo una revista Hustler al colegio, nos fuimos a masturbanos al baño, nos descubrieron, nos castigaron por 3 días, nadie delató a nadie, recibimos el castigo los 3 como mártires, así se afianza una amistad,  con ellos fume mi primer cigarrillo, probé marihuana, tuve mi primera borrachera, conocí mi primer nightclub, que décadas más tarde, Cucho se volvería socio de uno de esos lugares, sonreí frente a la pantalla de la laptop recordando eso, la apague, me fui a la cama, me eché al lado derecho, pues siempre había dejado el izquierdo para Diana, pero esta vez decidí ocupar toda la cama.

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